Grisham, Hamilton J. | ID

DATOS GENERALES DEL PERSONAJE

● Ocupación: Graduado. Trabajador del Ministerio de Magia en el Departamento de Aplicación de la Ley Mágica. Servicios de Administración del Wizengamot.
● Nacionalidad: Británica. Londres mágico.
● Lugar de residencia actual: Londres mágico. Inglaterra.
● Clase social: Alta.
● Familiares directos:
Charlton Grisham - Padre
Ashley Grisham - Madre
Gideon Grisham - Hermano mellizo.

INFORMACIÓN MÁGICA

● Linaje: Sangre pura.
● Escuela: Hogwarts.
● Curso: Graduado.
● Casa: Ex-Ravenclaw.
● Bando: Neutral.

DATOS GENERALES DE PERSONALIDAD

● Virtudes:
●Inteligente.
●Detallista.
●Tiene muy buena memoria.
●Paciente.
●Posee una gran capacidad de empatía.

● Defectos:
●Perfeccionista en extremo.
●Intolerante con ciertos comportamientos.
●Ambicioso.
●Posesivo.
●Intenta planificarlo todo casi siempre.

● Gustos:
●La cerveza de mantequilla.
●El Quidditch. En el colegio fue cazador del equipo de su casa.
●La música en general.
●La buena literatura.
●El té con leche.
●Los primeros días de primavera.

● Disgustos:
●La comida demasiado grasienta o pesada.
●Los trámites innecesarios.
●La violencia, ya sea física o verbal.
●Las cosas que no funcionan como deberían.
●Que sus planes no salgan bien.

● Debilidades:
●Wanda Mclaggen.
●Sus padres.
●Su hermano Gideon, aunque ahora estén más alejados de lo que a Hamilton le gustaría.

● Otros:
●Le encanta montar en escoba pero, como buen trabajador del Ministerio de Magia, normalmente usa la Red Flu para moverse a todas partes.
●Cuida mucho su físico porque, aunque él le concede más importancia a la mente de las personas que a su apariencia, sabe que una buena presencia es muy útil para medrar en la vida.
●Pasó el que debería haber sido su cuarto año en Hogwarts estudiando en Durmstrang. Allí aprendió un búlgaro bastante aceptable que él continuó perfeccionando al volver a Inglaterra.
●Aunque su familia tiene cierta tendencia a la idea de la superioridad de los linajes puros en los magos, Hamilton es de los miembros más neutrales en ese respecto. No considera a los muggles como una amenaza o un mal. Para él son simplemente como niños a los cuales les es imposible comprender siquiera la magia.

● Descripción Psicológica: Educado para ser un verdadero servidor de la sociedad al tiempo que el heredero de una considerable fortuna, resulta ser un hombre responsable casi en exceso y correcto hasta el punto de ser capaz de controlar su lenguaje corporal con tal de no crear un conflicto innecesario. Un verdadero caballero de los que ya no quedan. Del tipo que le abre las puertas a las señoras y ríen los chistes malos sólo por mera cortesía.
Inteligente y de ingenio vivo, posee una gran capacidad de observación y una memoria realmente prodigiosa para los detalles, que no sólo le sirve en beneficio de su trabajo sino también para algo tan aparentemente trivial como puede ser recordar cuál es el perfume favorito de su prometida. Y es que Hamilton es un futuro marido, y también un amigo y compañero, dedicado, que se esmera y sabe como complacer.
Su ambición, oculta durante los años de colegio para casi todo el mundo, unida a sus excelentes informes escolares y su habilidad para medrar en el Ministerio de Magia, ha logrado que alcance un puesto dentro de los Servicios de Administración del Wizengamot a una edad muy temprana.
Por norma general, y al contrario que su hermano mellizo, es un férreo seguidor de las normas establecidas y un firme defensor de la burocracia como forma de organización, si bien hay pocas cosas que odie más que un papeleo innecesario o una información errónea o desfasada.

HISTORIA PERSONAL

● Historia:
Los Grisham, una de tantas familias de la clase alta de los magos de Londres, poseedores de un largo y ancestral linaje del que se sienten más que orgullosos. El matrimonio conformado por Charlton y Ashley fue totalmente programado por sus respectivas familias y como era de esperar, nada más contraer matrimonio fueron a por un heredero del apellido y los bienes familiares. Y cuál fue su sorpresa, cuando no vino uno, sino dos. Los Grisham trajeron al mundo a dos mellizos: Hamilton y Gideon.

Los hermanos fueron desde el primer momento como uña y carne. Eran capaces de volver loco a cualquiera, especialmente el travieso Gideon. Tal era su unión, que resultaba prácticamente imposible encontrarse a uno de los mellizos Grisham sin ver al otro aparecer en cuestión de segundos. Sus padres tenían claras tendencias al purismo, aunque siempre supieron mantenerse neutros en el mundo mágico, evitando enfrentamientos y peleas que ellos consideraban innecesarias.

Hamilton dio su primera muestra de magia casi al tiempo que lo hacía su hermano Gideon, sólo cinco días después de este, con tres años. Se encontraba en la biblioteca de casa de sus abuelos paternos y no era capaz de alcanzar un libro, lleno de bonitas ilustraciones, del estante superior. El pequeño Hamilton se echó a llorar y, para cuando su madre apareció para consolarlo, la mitad de los libros de la biblioteca se hallaban flotando alrededor del pequeño.

A los once año llegó la tan esperada carta de Hogwarts, al tiempo de la de su hermano Gideon, y los mellizos Grisham comenzaron a trazar planes sobre la cantidad de cosas que harían al llegar al colegio, donde compartirían habitación y clases. Cual fue la sorpresa de ambos cuando el Sombrero Seleccionador separó a los niños enviando a Gideon a la casa Slytherin y a Hamilton a la casa Ravenclaw.

Aquello fue el principio de una serie de hechos que mostraban que quizá el destino pretendía separarles. Sus padres, sin quererlo realmente, iniciaron una pequeña competencia entre ambos hermanos, ya que los Grisham no podían tener dos herederos, sino uno solo. Sin embargo, ellos supieron mantener aquella supuesta competencia a raya sin deshacer su fuerte unión.

Durante su tercer año en Hogwarts, y tras mucho insistir e incluso argumentar los beneficios que le podrían conllevar, Hamilton recibió permiso para estudiar un curso en la escuela Durmstrang, donde recibió el cuarto curso de su educación mágica y aprendió a hablar búlgaro con un nivel bastante aceptable.

Al acabar sus estudios, ambos fueron de cabeza al ministerio tal como su padre lo deseaba. Hamilton entró al Departamento de Aplicación de la Ley Mágica y Gideon al Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas. Aquella ambición oculta que hizo que el Sombrero Seleccionador dudase tan solo un momento en decidir a qué casa enviaba a Hamilton, se hizo visible a la hora de escoger un puesto en el mundo de los adultos. Hamilton siempre tuvo claro que no iba a pasar por la vida siendo un don nadie y ese pensamiento, junto con su férreo sentido de la justicia y de la organización, le hizo escoger departamento dentro de sus múltiples posibilidades.

Su tranquila vida se trastocó hasta los cimientos el día que conoció a Wanda. Aquella muchacha rubia que le presentaba su hermano Gideon no parecía tener ninguna de las excepcionales características que Hamilton siempre había tenido en mente a la hora de escoger pareja pero… La sonrisa de la dulce Wanda lo desarmaba hasta el punto de no ser capaz de detenerse a analizar el rumbo que tomaban las cosas.

Y realmente Hamilton fue consciente mucho antes que su hermano de lo desafortunado de la situación: ambos se habían enamorado de la misma chica. Durante el tiempo que Hamilton soportó estoicamente las idas y venidas sentimentales de Gideon, quien se las contaba con todo lujo de detalles, Hamilton se percató de que su hermano no sabía que estaba enamorado de Wanda. O, mejor dicho, no lo quería reconocer. Aquella actitud molestó al mayor de los mellizos hasta el punto de aconsejar a Gideon tomarse un tiempo de reflexión alejado de todo. Él no pretendía aprovechar ese tiempo para acercarse a Wanda. No era su intención seducirla o engatusarla, en primer lugar porque no se sentía capaz de conseguir algo semejante. Simplemente se dejó llevar. Cada día más enamorado, cada día más seguro de que si su hermano realmente amara a Wanda hubiese vuelto hacía mucho tiempo de Rumanía. Y casi sin darse cuenta se vio una tarde arrodillado delante de la mujer de la que estaba profundamente enamorado, con un anillo de compromiso que llevaba en su familia más de un siglo.

Cuando Wanda aceptó su petición de matrimonio, la felicidad inundó cada fibra del cuerpo de Hamilton. Pero aquella felicidad fue efímera en su ser, pues con la llegada de Gideon todo se volvió más oscuro y complicado. Ahora, su hermano –quien por fin parece haber puesto en orden sus sentimientos y haber decidido que quiere a Wanda- ha vuelto para recuperar el tiempo perdido con la chica. Pero ahora ella es la prometida de Hamilton, su futura esposa. Y no piensa consentir que nadie mancille su honor ni el de ella. Ni siquiera su propio hermano.