V. Levi Oftedahl; 100%

DATOS GENERALES DEL PERSONAJE

● Ocupación: Estudiante.
● Nacionalidad: Noruego.
● Lugar de residencia actual: Inglaterra.
● Clase social: Media-alta.
● Familiares directos:
▲ Kajsa L. Sivertsen; madre. Fallecida.
▲ Sander Y. Oftedahl; padre. Fallecido.
▲ Haakon R. Oftedahl; hermano mayor. Treinta y cuatro años. Profesor. Su relación es complicada hasta decir basta, no porque se llevan mal, sino por la cantidad de matices y secretos que hay en ella. Es el autentico culpable de su cambio y de su trastorno.
▲ Unni K. Oftedahl; hermana mayor. Fallecida.

INFORMACIÓN MÁGICA

● Linaje: Sangre pura.
● Escuela: Hogwarts.
● Curso: 7º curso.
● Casa: Slytherin.
● Bando: Mortífagos.

DATOS GENERALES DE PERSONALIDAD

● Virtudes:
- Inteligente, avispado, rápido de pensamiento.
- Terco y seguro de sí mismo.
- Poderoso. Sus conjuros a veces se descontrolan por ello, pero suelen tener más fuerza de lo normal.
- Encantador (siempre que así lo deseé). Con labia.
- Sincero, aunque a veces se pase.

● Defectos:
- Cero remordimientos.
- Orgulloso hasta cegarse.
- Vengativo y rencoroso.
- Sádico.
- Insaciable.

● Gustos:
- Sangre. Dolor. Pánico. Terror. Poder.
- Lectura.
- Sexo.
- El frío.
- Los animales letales, a ser posible con sangre fría. Especial devoción hacia los cocodrilos.

● Disgustos:
- La bondad y esas gilipolleces.
- El calor sofocante.
- Que no le tomen enserio o le menosprecien.
- Que sean ‘dulce’ con él. Prefieres las cosas a lo bruto.

● Debilidades:
- Su pasado. Familia. Haakon.
- Su propio ego cegador le hace meter la pata hasta el fondo muchas veces y/o no ser capaz de negarse a ciertos retos.
- Lo picante, agrio y amargo.
- S-A-N-G-R-E.

● Otros: Datos extra, opcional.
● Descripción Psicológica:


Su frase, su lema, su modo de vida. Lo que mejor le define y que él siempre recita. Su mayor defecto, sin duda alguna. Él nunca será demasiado orgulloso; sus bromas jamás son demasiado pesadas; no bebe demasiado; no ha sido demasiado cruel con aquel crío; etc. No sabe parar, no quiere parar. Es todo un egoísta, o quizás algo más allá. No piensa en lo que le importa a los demás. Los egoístas saben que no lo hacen y no les importa; en el caso de Levi no se da cuenta, es como si eso fuera lo normal: que cada uno tome su camino sin pensar en los demás. No tiene un punto de no-retorno, un final, un ‘ya basta’. En algún momento lo perdió. Eso le vuelve temerario, jugándose la vida en cualquier idiotez. Total, ¿qué es la vida? ¿y qué es la muerte? Son dos temas que ama, que adora, que le fascinan. Vida, muerte y su estrecha relación. Nadie sabe cuándo va a morir, así que no le importa poner su vida en peligro, eso sólo hace las cosas más excitantes. Él no piensa, por muy listo que sea. No maquina, no planea, todo él es espontaneidad. Cuando quiera hacer algo, lo hará, y cuando no, espera sentado. Se dio cuenta que es mejor que las cosas sucedan solas, por lo que no le verás rayarse. Vive el ahora, ni si quiera el ‘hoy, no, el ‘ya’.


Unos te dirán que Levi es un chico encantador; otros te dirán que es un completo gilipollas. Pero ten por seguro que nadie va a decir ‘¿quién?’. Todos le conocen, saben su nombre y algunos de sus escándalos. Su labia hace que se gane a la gente fácilmente, que caiga bien, que tenga muchos colegas por el castillo y el mundo mágico, y bueno, el muggle. Es divertido, entretenido y simpático. Siempre que quiera. Porque si le coges de malas o tienes algo que él odia, tendrás al Levi gilipollas-cabrón-imbécil-subnormal-perdido. Todo el encanto se vuelve negativo y cada palabra que sale por su boca va directa contra ti. Le da igual tener amigos que enemigos, la gran mayoría son cosas más o menos entretenidas. Manipulador, dentro de lo que cabe. No ‘usa’ a las personas con un fin perfectamente maquinado, pero no las toma en serio, sino más bien como simples objetos, por lo que sí las ‘usa’. ¿Tiene amigos? Sí, tener, tiene. Pocos, pero tiene. De verdad, porque otros simplemente se creen que lo son. Pero los de verdad normalmente conocieron al Levi que antes se hacía llamar Vetle, al chico dulce y adorable… pero que supieron aceptar el cambio y ‘conformarse’ con el nuevo. Y también hay algún psicópata tan enfermo como él en éste grupo.


La ley de lo divertido y lo que no lo es. Del me gusta y el no me gusta. Como un niño, como un adolescente rebelde. Su vida está dividida en lo que le gusta, que hace; y en lo que no le gusta, que no hace. Tan simple y hermoso, si todo el mundo fuera así, no existiría el estrés. ¿Y qué es lo más divertido de todo? El sexo, claramente. Así, el adorable virgencito que seguía pensando en las chicas como amigas, con solo un verano de diferencia, llegó como un total fucker. Porque el sexo es lo segundo que mueve su vida. Oh, no, no piensa con la polla, pero casi. Del sexo le gusta todo, y cuando digo todo, es TODO. La seducción, loe besos, preliminares… todo. Con cualquiera que le pueda aportar algo nuevo o un buen rato. Tan simple como parece ser todo en su vida. Sólo sexo. Y nada más. Sana diversión, placer, ejercicio y además despeja. No busca nada serio, conceptos como el amor, que antes le fascinaban, ahora están distorsionados. Son formas deformes de lo que una vez fueron. No, ¿para qué atarse a nada? Mejor divertirse hoy, y quizás mañana, pero sin que sea por obligación. Puede ser todo un Don Juan, pero no te venderá la Luna para echar un polvo; sí te pondrá tan caliente que se te caigan las bragas con una sonrisa. O los calzoncillos.


Sangre. Algo tan primario, tan simple y complejo al mismo tiempo, necesario… La sangre le vuelve loco. Su sabor, su olor, textura: todo. La sangre es su ‘cosa’ preferida en éste mundo. Sí, él puede hacer feliz a una mujer los 365 días del año. Pero no sólo eso. Te hará sangrar, sí, por placer. Quizás ‘sin querer’, o puede que a puñetazos. Eso le hace sentir poderoso. Pero él también sangrará. Vamos, devuélvele el puñetazo, hazle sentir vivo. La otra cosa que mueve su vida: sangre. Y sexo. Violencia y lujuria. La vida es hermosa con eso. Y si se junta, se crea la perfección. Sexo duro, sado-maso, cualquier combinación que se te pueda pasar por la cabeza. Hazle sangrar, bésalo, pégale, follatelo. Sé una persona horrible, eso le pone. Perturbado, sin duda alguna. Asesino en potencia. Agresivo por amor a la pelea, no porque realmente tenga mala leche. Le verás con una sonrisa de gilipollas en la cara entre golpe y golpe; y luego lucir orgulloso sus magulladuras. No es algo que esconda, es algo que todos saben que está ahí, puede verse la oscuridad dentro de él. Otra cosa es que no quieras verla.

HISTORIA PERSONAL

● Historia:
Vetle Levi Oftedahl nació en pleno febrero, en un temporal de frío cómo se había visto pocas veces en Noruega, y eso ya es decir mucho. Siempre fue ‘Vet’, el canijo adorable. Desde enano, con esos enormes ojos y una sonrisa a juego. Alegraba hasta a las persianas. Todo él era vitalidad, alegría y sonrisas. Con un hermano mayor con el que se llevaba 17 años y una hermana con la que se llevaba ocho, en realidad, fue un accidente. Pero sus padres, que ya eran mayores, lo recibieron con alegría. Era una familia mágica peculiar, ya que vivían en las montañas, cerca de un enorme lago, bastante aislados del mundo. Sus padres nunca se casaron porque no lo vieron necesario. Él era escritor, ella prefería cultivar la tierra. A las afueras de un pueblo mágico, todos allí eran sangre pura por el simple hecho de que no había un solo muggle. Por eso no le daban importancia alguna. Todos estudiantes de Durmstrang, todos volvían al pueblo y allí se quedaban, en paz. Ninguno prestó atención a guerras mágicas ni a nada. Sus primeros años de vida fueron así de simples y felices, en un ambiente mágico, frío y tradicional; rodeado de familia.

Pero a los cinco años quedó huérfano. Sus padres, que habían ido a recoger a su hermana al colegio para las vacaciones de navidad, y ella fallecieron congelados en extrañas circunstancias: un traslador ‘defectuoso’ que les dejó en medio de un paramo helado. ¿Y por qué no se aparecieron? Nadie lo sabe, aun muchos interrogantes quedan abiertos. Su familia disminuyó a Haakon, que se quedó cuidando de él. Y cómo éste ya tenía 22 años, se hizo cargo de él. Siempre como un hermano, jamás lo vio como un padre. Se mudaron a Inglaterra, dónde él trabajaba. Y aunque fue un gran cambio, era demasiado pequeño como para poder darse cuenta de todo lo que pasaba. Él seguía siendo el niño sonrisas, y su hermano se esforzaba en que siguiera así.

A los once años, le llegó la carta de Hogwarts. Lo cierto es que no quería ir a Durmstrang después de lo que había pasado con su hermana y padres. La magia siempre había estado en él, había aprendido a usarla antes que a andar, a su infantil manera, claro. Se fue con una sonrisa, aunque apenado de dejar a su hermano. Lo eran todo el uno para el otro. En el vagón del tren conoció al que sería su mejor amigo. El sombrero se lo pensó largo y tendido, tratando de elegirle una casa. Siempre recordará sus palabras ‘Eres un niño muy listo, encajarías en e Ravenclaw sin problemas. Tu valentía también es notable, en Gryffindor harías buenos amigos. Y tienes afán de gloria, como para ser un Slytherin… Difícil elección… Oh. Ya veo. No era algo que esperaba. ¡SLYTHERIN!’ y nunca le dijo que vio dentro de él como para de repente saber que sería una buena serpiente. Nadie veía a aquel pequeño y adorable sonrisas vestido de verde y escarlata, pero así fue. Aunque su compañero en el tren se fuera con los leones, su amistad pudo con ello. Lo cierto es que Vetle era un chico conocido por todos y amigo de cualquiera. Y así fue hasta llegar a sexto curso. ¿Qué pasó aquel verano?

Como todos los veranos, fueron a Noruega, a su antigua casa. Sólo Haakon y él. El mayor estaba diferente, había pasado un la año en el trabajo y en lo personal: la mujer que siempre había querido, aquella de la que llevaba enamorado desde quinto curso en Hogwarts y saliendo seis años… le había dejado por otro. Eso tras descubrirlos en la cama, claro. Resulta que aquella mujer le había estado engañando toda su relación. Fue algo que cambió al mayor de los Oftedahl. Vetle pensó que se le pasaría, que estaba de mal humor y que Noruega se lo quitaría, pero eso lo empeoró. Empezó a ver a Vetle como el culpable de todos sus males, porque si hubiera ido con sus padres a Durmstrang, no habrían muerto; porque si la mujer le había dejado, era por tener que hacerse cargo del chico… y así con todo. Aunque no tuviera sentido, su mente se lo daba. Y lo que empezó con miradas resentidas pasó a palabras, a gestos, a golpes… aquel hermano mayor al que Vetle idolatraba y quería más que a nada se tornó su pesadilla. Allí ‘encerrado’ en la casa de la familia, alejado de todo. Nadie oía sus gritos. Lo que primero fueron golpes, se tornaron palizas, y fue ascendiendo hasta ser una especie de tortura. Hasta que empezó a gustarle. Aquel verano su mente se tornó negra; lo que siempre había luchado contra sus demonios, con la oscuridad interior, se dejó a ella. Lo dominó. Acabó gustándole aquel dolor, lo disfrutó, lo excitó. Y en algún momento su locura se hizo mayor y empezó a sentirse fuertemente atraído por su hermano que le dañaba cada día, le hacía sangrar, le hacía gritar…

Y en algún momento la locura se les pegó a los dos. Cuando le iba a torturar de nuevo, un día que era como los anteriores, Vetle se lanzó a por sus labios. Aquel frenesí de sangre y dolor los envolvió de nuevo con un aliciente más: sexo. Haakon estaba dolido y sólo, y no precisamente en sus cabales, así que se dejó llevar. Y se convirtió en rutina. Y curiosamente fue lo que devolvió la cordura al mayor, que poco a poco fue dejando de odiar a su hermano y a darse cuenta de las cosas. Pero sus encuentros seguían igual, pasionales y dañinos, dolorosos y excitantes. Y no fue que el mundo se les vino encima hasta que volvieron a Inglaterra. Con Vetle, que decidió empezar a querer ser llamado por su segundo nombre Levi (ya que así le llamaba siempre Haakon) en Hogwarts, el mayor fue recapacitando y la culpa le llegó en oleadas. En cambio, Levi estaba exultante. Supo entonces que vio el sombrero en él. La oscuridad se había comido a aquel ‘niño bueno’ y dejó a todo un perturbado sádico-masoquista en su lugar. De un curso al otro, era el chico malo. No, no el ‘gamberro’ o el ‘gracioso’, no se andaba con chiquitas. No era el rebelde: era el malo. Encantador cuando lo necesitaba, con la gente comiendo de su mano y oscuros pensamientos en su cabeza. Y ligón como nunca, hombres y mujeres, lo que cayera.

El verano siguiente volvieron a Noruega, pero no pasó lo que Levi esperaba: no hubo sexo sado-maso… no hubo ni sexo, ni dolor, ni sangre. Sólo su hermano mayor Haakon de siempre. Por mucho que el pequeño lo intentase, no le hacía más caso que la de siempre. Y cuando le pedía que volvieran al año anterior, el otro le pedía disculpas casi llorando como hubiera sido algo malo. Así que volvieron a Inglaterra antes de lo planeado y el mayor se concentró en su trabajo y el pequeño en juntarse con malas compañías. Y así fue como se enteró de los Mortífagos. La inmortalidad le da bastante igual, él se quiere unir a la oscuridad para poder divertirse a sus anchas y poder pintar el mundo de rojo escarlata. Sus ansias de matar crecen cada día, especialmente al saber que su hermano va a ser profesor ese último curso suyo y que va a tener que tragarse sus miradas de ‘oh, me siento culpable por lo que te hice’ a diario.