Adhara J. Oliver

por **Adhara J. Oliver** 03/06/13, 11:08 am

Adhara J. Oliver

Adhara Jane Oliver

24 años

DATOS GENERALES DEL PERSONAJE

● Ocupación: Bibliotecaria de Hogwarts
● Nacionalidad: Inglesa
● Lugar de residencia actual: Londres, Inglaterra
● Clase social: Media-alta
● Familiares directos:
Conway Oliver - Padre - Difunto - Ex Jefe del departamente de Misterios - Sangre mestiza
Jane Oliver - Madre - Difunta - Ex Sanadora - Sangre muggle
Adelaine Haggerty - Madrina - 55 años - Heredera - Sangre pura

INFORMACIÓN MÁGICA

● Linaje: Sangre mestiza
● Escuela: Hogwarts
● Curso: Graduado
● Casa: Slytherin
● Bando: La Orden

DATOS GENERALES DE PERSONALIDAD

● Virtudes:
- Inteligente
- Divertida
- Educada
- Astuta
- Ambiciosa
● Defectos:
- Mentirosa
- Inestable
- Temeraria
- Terca
- Orgullosa
- Ambiciosa
- Vanidosa
- Ridícula
● Gustos:
- Leer
- Viajar
- Reír
- Bailar
- Escuchar música a todo volumen
- Irse de fiesta
- Conocer nuevos lugares
- Nadar
- El té como a todo buen inglés
- El frío
- La moda
- Ser bibliotecaria
- Soltar improperios en español
● Disgustos:
- El chocolate
- El café
- La rutina
- Los gatos
- Gente que se cree superior por su sangre.
- Estar mucho tiempo en un mismo lugar
- Ser bibliotecaria
- Depender de algo o alguien.
● Debilidades:
- Su madrina: no puede negarle nada, es la única persona a quien consciente, con quien sí posee una verdadera relación. Su vieja tía es lo que más ama en el universo, depende de ella.
- Su pasado: Jamás habla de él con nadie, es algo que guarda para sí. Aun hoy la tortura y siempre lo hará, porque ningún niño supera nunca el no tener a sus padres.
● Otros:
- Es alérgica al chocolate.
● Descripción Psicológica:

Adhara Oliver. ¿Han visto a esa chica con quien tus padres no quieren que te juntes? A la que los adultos miran como si estuviera loca. A quienes rechazan los “sabios”. ¿Han visto alguna vez el ejemplo de lo que está mal en esta juventud, como suelen decir los viejos? ¿No? Puede estás comenzando a verlo, está a punto de conocerlo, porque todo aquello es lo que Adhara es, aunque esa es la parte de ella que nadie ve, porque ella es el mal ejemplo, la despreciada, pero nadie lo sabe. Es la mala influencia cuando eres un crío, pero la mujer infantil cuando eres un adulto. ¿Es que crecerá alguna vez aquella muchacha? No, porque no quiere hacerlo y es por eso que jamás lo hará. Complejo de Peter Pan dirán muchos, Cobarde dirán otros. Y tiene razón, porque si algo que le asusta es crecer, ella simplemente no quiere hacerlo, le gustaría viajar, bailar y reír para siempre. Ser siempre joven y sonreír. Su mente es un caos y su mundo se ha derrumbado, en el fondo ya es adulta, pero todos la ven y verán como a un chiquilla. Está atascada, atascada en sus ocho años.

Oh, pero no es allí donde termina todo, aun queda un largo camino para recorrer en su personalidad, eso es sólo una introducción al desastre, es sólo el prefacio de un libro especialmente complicado, pero no por ello interesante. En primer lugar, Addy es una chica social y divertida. Sabe cómo caer bien a la gente, sabe decir las cosas correctas en el momento correcto, está bastante bien educada, los modales exquisitos que le implantó su madrina le convierten en una persona afable, con fácil conversación. Es “divertida”, se podría decir, aunque más bien diría que sabe hacer reír a la gente, no entiende muy bien de bromas, pero es capaz de reírse un rato de sí misma, hacer chistes malos y pasar un buen rato con cualquier persona. Es una muchacha sumamente charlatana, aunque jamás dice nada, es simplemente una eterna cháchara superflua que las personas suelen disfrutar.

Puede ser muy hiriente con sus comentarios, con su “sinceridad infantil”, aunque lejos está de poder ser llamada sinceridad, ella no habla siempre la verdad ni mucho menos, es una completa embustera. Simplemente, suele confundirse a una persona sincera, con aquellos que se atreven a criticar, lo cual es totalmente diferente. Porque que sí, Addy es una mentirosa, una muy buena mentirosa. De aquellas a quienes no le tiembla un pelo y que luego no sienten culpa alguna por sus mentiras.¿Cómo saber cuando está diciendo la verdad? No hay manera, sólo queda una opción con la muchacha, desconfiar, aunque, ¿cómo hacerlo cuando tiene esa sonrisa encantadora y ese aspecto tan inocente?

Es inteligente, aunque no se destacó en las materias o en el colegio, era una inteligencia diferente, una que no se basaba en la cantidad de libros que se han leído, o la cantidad de Excelentes que haya obtenido en sus TIMO’s. Era una inteligencia diferente, una ligada con el fácil entendimiento de las cosas que sucedían en su entorno, con la leve astucia de zorra que poseía escondida bajo capas de lo que parecía ser dulzura. Soñadora y poseedora de una gran imaginación, puede pasarse horas volando en su cabeza, pensando tontería tras tontería, inventando historias, finales y futuros. Y, a estos sueños se le suma algo más, la ambición, la convención de que logrará hacer algo. Es una chica ambiciosa, lo quiere todo, lo quiere ahora y lo consigue, porque tarde o temprano ella lo hace, logra hacerse con el objeto de sus deseos.

Si hay algo que la caracteriza es lo inestable, pero no en un sentido mental, si no físico, ella está, pero siempre se va, porque no puede estarse quita, no puede seguir una rutina, ni hacer todos los días lo mismo. Necesita saltar, correr, gritar, cambiar, reír, bailar y, sobretodo, necesita viaja, conocer. No sabe darle fin a las cosas, lo que empieza son pocas las veces que lo termina. Un día le verás practicando Quidditch, al otro día ajedrez, a la semana siguiente se interesará en los objetos muggles y, dentro de unos meses, podrá estar sentada bajo el sol de África del sur. Porque así es ella, un punto inquieto. Aquí, allá y, al final, en ningún lado.

Es orgullosa y terca como una mula. Le gusta tener siempre la razón, la última palabra tiene que ser suya. Jamás sede ante nada, no pide nunca disculpas por nada, no se arrastra por nadie. No le verás nunca llorar, es demasiado orgullosa como para mostrarse débil, siempre con la cabeza en alto, respirando hondo, sin dejar caer una sola lágrima. No le gusta depender de nada o nadie, es completamente independiente, ella hace su vida, evitando atarse a nada, ni amigos, ni parejas, apenas familiares. Tiene amigos, sí, pero todos de fin de semana, puede contar con los dedos de una sola mano los que son de verdad, de hecho, media mano le alcanzaría.

Es temeraria y bastante alocada. Se arroja a las estupideces con tal de divertirse un rato. Se mete en problemas por diversión. Aunque, diferente a lo que muchos que tienen estas cualidades, no es lo que se puede catalogar como valiente. Sí, defenderá a los suyos, peleará siempre por sus ideales, pero es incapaz de enfrentar sus miedos. Cuando algo la aterra en verdad, cuando hay algo que no puede soportar, ella sólo sale corriendo. Corre, corre sin parar, huye y jamás se detiene, puede escapar para siempre. Es por eso que ríe sin reír, que habla sin hablar, que viaja para distraerse y, es también por eso, que odia el tener, por primera vez, algo estable, algo verdadero, algo que no soñó, ni quiere, algo que estará ahí siempre que ella quiera. Pero, al mismo tiempo lo ama, lo ama en el fondo, porque no puede evitar ver que, en algún momento, tendrá que dejar de correr, de moverse y viajar, tal vez, ese sea el comienzo.

HISTORIA PERSONAL

● Historia:
El amor, oh, el amor, el odioso amor, el buen amor, el verdadero amo. ¡Cuánto lucha la gente por conseguirlo! ¡Qué emocionante es encontrarlo! Si hay algo que decir sobre Conway y Jane Oliver estaban enamorados. Se conocieron siendo jóvenes, tal vez, demasiado jóvenes para casarse, pero eran arrojados, magos y felices, así que lo hicieron, sin importar las malas miradas. Al poco tiempo de casarse buscaron quedar embarazados y lo lograron, tuvieron a su única hija a quien nombraron Adhara. La amaban, la adoraban, ella era la luz de sus ojos, su princesa, la pequeña consentida de sus padres.

Adhara fue, desde el primer momento, un pequeño dulce, una chiquilla sonriente que gustaba de hacer pequeñas travesuras y robar dulces a su madre. Con seis años eran una chiquilla sumamente revoltosa, se la pasaba corriendo, haciendo morisquetas, echando insultos que oía de su vecino y molestando al perro de la mujer amargada que vivía enfrente de su casa. Hacía jugarretas con los chicos de su barrio, reía de tonterías y, para darle el gusto a su madre de procedencia muggle había comenzado a ir al colegio muggle. ¡Qué pícara era! ¡Cómo hacía renegar a todo el mundo! Sobretodo a sus padres y a sus profesores, les volvía locos con sus comentarios extraños y sus raras ideas. Aunque había algo que les ponía nerviosos a los Oliver, Addy era ya bastante mayor, pero todavía no había mostrado siquiera una pequeña señalar de magia, nada de nada. El momento llegó, llegó tarde, pero allí estaba, la tan esperada magia.

Una calurosa tarde de verano, Adhara estaba pasando la tarde fuera en el jardín, construyendo castillos con unos bloques, cuando sucedió. Tenía tanto calor, demasiado calor, ¡cuánto calor! Siquiera podía concentrarse en sus castillos del calor que se hacía. Deseaba tanto que sus padres le dejaran abrir la manguera, pero no podía, ellos sabrían si lo hacía porque tenía que levantarse y pasar por enfrente de la ventana de la cocina. Lo deseó tanto que, inesperadamente, la manguera se abrió, lanzando agua para todos lados de forma incontrolable. ¡No era normal! Y no porque se abriera sola, bien la canilla podía estar fallada, si no, porque, el agua apuntaba directamente hacia ella, bañándola al completo mientras no paraba de reír. Cuando sus padres salieron a ver se pusieron tan felices que no olvidaron que le habían prohibido hacerlo, o que estuviera embarrando todas sus rompas.

Los tres formaban una pequeña familia feliz y perfecta. Vivían en una pequeña casa en Liverpool, compartían risas, leían libros, enseñaban magia a su pequeña y soñaban con que todo fuera siempre igual. Pero, muchas veces, las cosas no son como uno desea, la vida puede dar giros inesperados, giros trágicos. Habían pasado dos años desde la muestra de magia de Addy, ya contaba ella con ocho años y jamás habría podido imaginar lo que le esperaría esa mañana al despertar. Como era de esperar un domingo despertó tarde y cuando se le daba la gana, aunque le resultó extraño ver que ya había pasado la una. ¿Desde cuándo su madre le dejaba dormir más tiempo? Un tanto extrañada salió de su habitación dando saltitos, llamando a su madre, que, para volver todo más raro, no contestó. “Papi” llamó, con un leve susto en la voz. ¿Dónde estaban sus padres? ¿Por qué? No respondían. Nerviosa y agarrando con fuerza su conejo de peluche, entró a la sala, donde normalmente estarían sus padres sentados, charlando. Lo que encontró era simplemente espantoso, tanto como para una niña pequeña, como para cualquiera.

Sus padres estaban desparramados en el suelo, bañados en sangre, como si se tratara de una de esas películas de terror muggle que su vecino veía cuando su madre no estaba. Completamente paralizada, sin entender muy bien qué pasaba, Addy, se acercó a los cuerpos, llorando y gritando a sus padres para que despertaran porque esa broma no le gustaba. Machó sus pies de sangre en la caminata y tropezó dos veces, ensuciando también sus manos y el pijama. Anonada, perdida y aterrada, se sentó entre los cuerpos de sus padres a esperar que estos despertaran, a que le hicieran el almuerzo y luego fueran a dar una caminata por el centro, a que le llevaran a la plaza. Se sentó allí, abrazando su conejo, mirando la nada.

Para ella un segundo y mil años a la vez, pero alguien llegó, alguien entró por esa muerta, uno de los amigos del trabajo de su papá. Después de verlo aparecer, Adhara no recuerda qué pasó, de hecho, no recuerda casi nada, sólo lo extraño de la mañana y sangre, su mente fue capaz de olvidar la peor imagen, aunque no pudo evitar saber que sus padres estaban muertos. Con ocho años, Adhara quedó huérfana y le mandaron a vivir con su madrina, Adelaine, la mejor amiga de su madre, quien también era, para su suerte, una bruja. Adelaine vivía sola y no tenía hijos, con 34 años era una mujer seria y no demasiado dada a los niños, pero no podía dejar ir a la hija de su querida Jane, así que la crío como suya propia, aunque no fue, ni de lejos, tan amorosa y cariñosa como sus padres. Addy tuvo una temporada complicada, aunque nadie lo notó. Con ocho años fue capaz de tragarse las lágrimas para la noche y luego de cinco meses parecía volver a ser la misma de siempre, nadie se dio cuenta de los llantos y pesadillas. Nadie jamás se enteró y ni se enterará. Adhara enterró su pasado y el dolor en un hueco oscuro de su mente, lejos de su vida cotidiana.

Con Adelaine todo fue diferente, pasó de estar en una casa de clase media-baja que no daba mucha importancia a nada, a vivir con una señora con todas las letras. Le educó, la amoldó y preparó para la sociedad, para mostrarla como a su ahijada perfecta. Aprendió modales, reglas y todas esas cosas que jamás ha podido olvidar. Con ocho años y la infancia arruinada, la volvió mayor. Ser perfecta, eso le obligaron hacer, verse siempre genial, siempre perfecta, seguir al rebaño, pero verlo con malos ojos. Ser una segunda Adelaine. Fracasó, su madrina fracasó al completo, AJ no se volvió una Haggerty, simplemente tomó lo que le era necesario para sobrevivir y lo desechó en cuanto tuvo la oportunidad. Aunque lo admite, todo aquello le sirvió para ser lo que es.

A los once años, como toda bruja, recibió su carta para ir al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, feliz se encaminó el once de septiembre a su primer día de clases. El sombrero seleccionador, luego de muchas dudas, le colocó en Ravenclaw, donde fue la clara muestra de los equivocados estereotipos que había con aquella casa. No se destacó por ser nada especial, no fue la más inteligente, ni la más revoltosa, ni la mejor en nada, ni la más social, siquiera, la más extraña; fue sólo un alumno más entre ciento. Pero tuvo unos buenos años, se metía en problemas, consiguió unos cuantos amigos, pasaba las clases por los pelos, rindió algunos TIMO's, se unió al Equipo de Quidditch de Ranvenclaw, vivió su primer amor, le rompieron el corazón y, después de mucha lucha, se graduó. Allí se arrepintió de no poner más atención a las clases, ya que sus TIMO's estaban tan disparatados que parecía no iba a poder especializarce en nada, aprobó cinco: Encantamientos, Transformaciones, DCAO, Historia de la Magia y Cuidado de Criaturas Mágicas. Podría haber caído en el Departamento de Regulación para Criaturas Mágicas, pero la idea del Ministerio no le agradaba demasiado, quería hacer algo más.

Cuando uno tiene dieciséis años y es un adolescente chiflado, "conocer más", significa intentar viajar, así que eso hizo. Armó sus valijas, cogió la poca herencia que tenía y salió a recorrer el mundo. Estuvo en muchas partes, aprendió cosas nuevas, probó nuevas comidas, vivió en el lugar más pomposo y en el más humilde de todos, se metió a todo tipo de clases y aprendió hablar Español. Pero, con el tiempo, el dinero comenzó a irse, sí, poseía bastante, pero no generaba nuevos ingresos y este, con el tiempo, desapareció. Duró bastante como para recorrer, sí, pero le dejó sin nada para continuar viviendo. Así llegó a casa de su madrina, después de muchos años en los cuales le visitaba de vez en cuando o le mandaba cartas, con veintitrés años regresó a Inglaterra, sin un sólo centavo, incapaz de conseguir un buen empleo. La señora Haggerty se volvió loca al ver su pinta y, después de regañarle, gritarle, le obligó a conseguir un trabajo, más bien, le obligó aceptar su herencia.

Adelaine era amiga de la que, en ese entonces, era Bibliotecaria en Hogwarts, así se enteró que, a principios de 2057 su amiga estaba pidiendo ser jubilada, con 65 años no tenía más ganas de trabajar. De esa forma, después de mucho insistir y después de utilizar mucho de sus contactos, obligar a su ahijada a que diera una prueba y entrevista, logró meter a la problemática Addy como bibliotecaria de Hogwarts. Adhara pataleó, lloró, de volvió loca, pero cuando llegó el momento, tomó el trabajo. Fueron sólo unos meses, pero algo debió de caerle bien al director, porque la contrató de forma permanente. Así en Agosto de 2057, luego de superar su racha de tiempo en un lugar en los últimos años, Addy se prepara, completamente disgustada, a enfrentar una rutina laboral.

Aunque Hogwarts le sirvió para algo, para enterarse de lo que se acercaba, de lo nuevo que venía. Después de seis años fuera de Inglaterra, las noticias le sorprendieron, pero no tardó en entenderlas. Adhara espera con un tanto de miedo lo que pueda venir, pero sabe de qué lado de los ideales presentes está y espera que eso le de rumbo para seguir su camino en esa profecía que les acecha. Claro está, ella no la conoce al completo, simplemente ha recogido lo que escuchado y ha formado una idea en base de preguntas, teorías y una observación en la situación.

Something wicked this way comes

por **Chloé N. Traumént** 03/06/13, 12:35 pm

FICHA EN PROCESO

CONTESTA EN EL TEMA OTRA VEZ CUANDO ESTÉ TERMINADA.

por **Adhara J. Oliver** 04/06/13, 12:19 am

C'est fini!

por **Chloé N. Traumént** 04/06/13, 01:24 am

FICHA ACEPTADA

SIN EMBARGO, PARA QUE TU PERSONAJE PUEDA OBTENER COLOR Y ASÍ EMPEZAR A DISFRUTAR DEL FORO DEBERÁS CONTESTAR A ESTE TEMA RELLENANDO EL SIGUIENTE FORMULARIO Y DEJANDO EL LINK CORRESPONDIENTE A CADA REGISTRO.

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por **Adhara J. Oliver** 04/06/13, 01:54 am

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Adhara J. Oliver: Hogwarts Staff; ● MENSAJES : 15
● GALEONES : 15

● OCUPACIÓN : Bibliotecaria

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